viernes, 30 de abril de 2010

Reacción contra el positivismo en el Modernismo Catalán: El Simbolismo

EXPOSICIÓN "De Gaudí a Picasso"
IVAM 15 de marzo - 27 de junio

Hermenegildo Anglada-Camarasa
Le paon blanc,* ( 1904). Óleo sobre lienzo
MNAC Museu Nacional d´Art de Catalunya.

Los artistas modernistas, insatisfechos con la incapacidad de la sociedad para resolver los problemas sociales, comenzaron a rechazar la pintura supeditada a la realidad del momento que representaba la cotidianeidad, la aglomeración, la actividad industrial y la degradación urbana. La decepción les llevó a buscar otros valores más espirituales e intentaron hacer una pintura que trascendiese el objeto pintado, que superase la mera apariencia de las cosas. En este sentido, no hay que olvidar que en esta época Sigmund Freud está desarrollando sus teorías que más tarde en el ámbito artístico, contribuirán al surgimiento del Surrealismo.

 De momento y dentro del Movimiento Modernista catalán, se empiezan a generar expresiones más cercanas a un subjetivismo neorromántico, un antirracionalismo que se interesa por el cristianismo y las tradiciones en consonancia con el Movimiento Simbolista de Gustave Moreau, de Puvis de Chavannes y de Odilon Redon originado en Francia a finales del siglo XIX.
     Los artistas catalanes, influidos por Wagner, Willian Morris o Nietzsche  convergeran y entroncaran con el historicismo de la Renaixença y el movimiento cristiano de fin de siglo. Para Tomás Llorens, uno de los comisarios de esta exposición, “el simbolismo será el punto culminante del modernismo y le dará su imagen distintiva que Gaudí irradiará internacionalmente”.
     Se trata de un Movimiento que tuvo mayor relevancia en España que el Modernismo, pues además de Cataluña se dio también en Andalucía, recordemos las mujeres melancólicas en patios andaluces de Julio Romero de Torres.
         Esta corriente espiritualista cercana al simbolismo, se caracteriza por no poseer la carga ideológica de los prerrafaelistas ingleses y se concreta en una exaltación de los sentimientos y los sueños por encima de la temática. Sus artistas buscan la belleza a través de valores plásticos con los que idealizar y generar el misterio y la fantasía. En realidad se trata de un estilo libre que los artistas practicaban por propio placer y que alternaban con otro estilo costumbrista más comercial con el que pagar sus facturas.
     De entre las obras expuestas, destacamos los óleos sobre tabla con formato de luneto que corresponden a tres paneles que representan cada uno de ellos, las Alegorías de la Pintura, la Música y la Poesía (1894) de Santiago Rusiñol,  realizados por el artista para la sala gótica de su casa de Sitges, con claras influencias de los pintores de Quatrocento italiano, conocidos por el pintor en un viaje realizado a Florencia en 1894. Imagen del post del día 9 de abril
     También se pueden contemplar obras de Hermenegildo Anglada-Camarasa, pintor cosmopolita de reconocido prestigio internacional y uno de los máximos representantes de este movimiento. En el recorrido expositivo se incluye un grupo de sus obras donde se puede observar la evolución pictórica de este prolífico artista. Desde los iniciales e interesantes paisajes subjetivos e imaginarios lejos de los postulados del realismo, que más tarde sustituyó por la temática parisien, hasta el culmen de su obra con la llegada de la Primera Guerra Mundial, donde llega a la pura aritificiosidad entre el simbolismo y el decorativismo en temáticas de floclore valenciano y gitanos andaluces.
     En esta exposición podemos ver también, una interesante muestra de esculturas que presenta una clara influencia de Aguste Rodin, artista coetáneo que influyó en estos escultores y dio lugar a una sublimación de la figura femenina. De los inicios destacamos la Modestia (1892) de Josep Llimona de técnica impecable pero sin sentimentalismo.
     Artistas como Pablo Gargallo, Josep Clará, Enric Casanova y Manolo Hugué se formaron en el simbolismo de principios de siglo…


*La paon blanc, 1904  permite ver el resultado del giro que dió la obra de Anglada-Camarasa tras su estancia en París. A partir de esos años el pintor comenzará a utilizar una temática intrascendente, la vida nocturna de París que toma como pretexto de una pintura pura, consiguiendo la disolución de la figura en un cromatismo brillante y vaporoso, conformando una sinfonía cromática similar a las realizadas por pintores coetáneos como Whistler.

1 comentario:

  1. Hola Mariluz, vengo ahora del IVAM, me ha gustado, sobre todo, la primera época, la más realista, La casa de préstamos y el Café de Monmatre, de Rusiñol. Los interiores con mujeres, de Casas. En fin ... soy autodidacta, y tu blog, y tus comentarios, son muy estimulantes, para mi, te los agradezco sinceramente.

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