martes, 25 de mayo de 2010

Bernar Venet. La paradoja de la coherencia

INSTITUT VALENCIÀ D´ART MODERN (IVAM)
18 MAYO - 11 JULIO 2010

 
 Bernar Venet
                   Instalación Montón de carbón.

     Estos días el IVAM nos ofrece la oportunidad de conocer la personalísima obra del artista francés Bernar Venet, uno de esos artistas europeos que formados en el neo-Dadá, marcharon al país de las oportunidades en los años sesenta.
     La exposición es una retrospectiva realizada expresamente por el propio artista para el IVAM. A través de las diferentes salas podemos ir descubriendo la heterogeneidad de sus obras producto de las diferentes etapas creativas de su trayectoria profesional, que culmina con un vídeo donde se muestra la concepción de sus obras actuales, esculturas para espacios públicos, que por sus grandes dimensiones no caben en las salas de este instituto.
     Bernar Venet se formó inicialmente en los años 50, en el periodo de después de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que surge en Europa la pintura abstracta que afectó tanto a Europa, como a Estados Unidos. En Europa se conocía como arte informal o informalismo, un movimiento que los teóricos del arte han relacionado con la atmósfera desesperada, el sentimiento de soledad y ansiedad que se vivía. Una situación de crisis cultural que coincide con el desarrollo de la filosofía existencialista. El informalismo es un movimiento artístico basado en el empleo de un lenguaje abstracto en el que los materiales desempeñan un papel esencial, mientras que las formas compositivas y el cromatismo quedan supeditados a ellas. Sus artistas se erigen en contra de los procesos de construcción artística basados en la razón y exaltaban la intervención del azar y la improvisación, elementos con los que se quiere expresar en libertad emociones y vivencias. Por tanto, se rechaza la abstracción geométrica y la sujeción a reglas artísticas convencionales, mientras que la improvisación, la intuición, lo aleatorio y los ritmos espontáneos en pintura sirven para un lenguaje con el que el artista quiere expresar su angustia existencial.
     Llegados los años sesenta Venet, se convierte en el sucesor natural de las teorías del crítico de arte Pierre Restany, fundador del Nuevo Realismo surgido en Francia a principios de los años sesenta por el desgaste del informalismo y el academicismo en el que este había caído. Se produce un retorno a la figuración menos drástico y radical que el que se dio en Norteamérica, donde el artista ya no expresa su conflicto con el mundo por la vía del nihilismo y la desesperación, sino a través del humor, lo burlesco, lo absurdo o lo grotesco.
     Así, a partir de la primera sala de la Galería 7 podemos observar las obras correspondientes a este periodo con materiales pobres, Montón de carbón, Performance en la basura (1961) de la que se exhiben serigrafías sobre aluminio, conforman presupuestos alternativos con los que propugna la desmitificación del arte y del artista, y del arte como una actividad de utilidad social.
    Con estos supuestos el artista llegó a Nueva York en 1966 con 24 años, en pleno auge del periodo conceptual y postmínimal conocido por la “desmaterialización del objeto”, un proceso que se dio en escultura, consecuencia de la realización del arte como idea. Allí conoció la obra de los artistas del Mínimal, Judd, Dam Flavin, Carl Andre y Sol LeWitt de los que aprendió que los conceptos y materiales del mundo industrial podían pasar a formar parte del arte.
     Por este motivo, los cuadros que le siguen se caracterizan por la seriación, por las formas simples y escuetas, algunas de ellas son geométricas para después evolucionar hacia líneas indeterminadas, Todas ellas presentan una factura industrial que les da una impronta impersonal, carente de expresividad pues la subjetividad del artista, ha sido eliminada del objeto porque no se pretende expresar nada que sea subjetivo. Este no es un arte de la comunicación expresiva del artista.
     Sus cuadros seriados con fórmulas matemáticas, con dibujos y textos extraídos de las instrucciones para el montaje de maquinaria industrial, como los dibujos de construcción de engranajes de dientes planos para tornillos sin fin, le sirven al artista para aludir al lenguaje industrial, al lenguaje matemático, al lenguaje científico con el que quiere huir del lenguaje representacional y abstracto que tradicionalmente se había utilizado en la historia del arte. Lógicamente al hacer esto, Venet eleva a categoría estética elementos de la ciencia y la tecnología. Baudelaire decía que “cada época debe tener artistas que pinten su historia” y Bernar Venet cumple certeramente con esta premisa de plasmar la realidad de su época a través de los materiales industriales como el carbón y el cartón, de la manufactura industrial y del lenguaje científico para liberar al arte de la participación del artista en la confección del objeto y de la carga discursiva y subjetiva, acentuando el carácter procesual de la creación artística.
     La reducción cromática propia del Mínimal, es llevada hasta sus últimas consecuencias como resultado del abandono del sentimiento estético a favor del arte conceptual. Estamos por tanto, ante una fusión de esa desmitificación del arte como objeto estético que lleva al artista a la creación de líneas indeterminadas sin implicaciones emocionales, con las que realiza esculturas de escala monumental para seguir jugando con el caos y el azar en oposición al orden canónico establecido.
     En resumen, esta exposición pone de relieve la tensión entre el concepto de creación artística y creación industrial, entre creación individual o colectiva, la tensión entre ciencia y arte, la vinculación del arte con los conceptos de belleza y la utilidad y funcionalidad del arte. Por tanto, esta muestra supone un buen espacio de reflexión desde donde contestar a estas preguntas, aunque las mismas han sido sobrepasadas, en la actualidad, por la realidad cotidiana tanto en las obras artísticas, como en las arquitecturas de nuestras ciudades y no siempre de modo satisfactorio.

domingo, 9 de mayo de 2010

TERCERA Y ÚLTIMA VIA DEL MODERNISMO CATALAN

INSTITUT VALENCIÀ D´ART MODERN (IVAM)
15 de marzo - 27 de junio

                                           La Pelona, 1904, Isidre Nonell
                                                         Óleo sobre lienzo 
                                    MNAC, Museu Nacional d´Art Catalunya

     En el seno del Modernismo catalán, se desarrolló una tercera etapa con dos vías que no tuvieron continuidad, el Miserabilismo y el Clasicismo. En ambas corrientes beberá Picasso y sus características se pueden rastrear en su obra de juventud.
     La corriente Miserabilista la inició Isidre Nonell en 1894, cuando influido por Émile Zola, comenzó a realizar dibujos de personajes deformes procedentes de una colonia de cretinos que vivían en un valle del Pirineo Catalán, próxima al balneario donde el artista trabajaba. A lo largo de su trayectoria artística, Nonell continuará esta temática de las clases sociales más desfavorecidas, gitanas y todo tipo de desheredados.
     Según los expertos, la corriente miserabilista surge de la tensión entre naturalismo y simbolismo. Ambas corrientes, el naturalismo y el simbolismo quedarán sintetizadas en una temática de lo marginal, con visiones sombrías y armonías tonales de sutiles matices que son características del Simbolismo y que como este, se interesa por los sentimientos y los valores plásticos a través de una pincelada nerviosa cercana al expresionismo.
     Debemos tener en cuenta que en esta época el círculo artístico francés está redescubriendo a El Greco. Delacroix y Millet compraron algunas de sus pinturas y Manet quedó fuertemente impresionado por las obras de este artista cuando visitó el Prado para conocer la obra de Velázquez. De este modo, las características formales de la obra de El Greco quedaron integradas en las pinturas de los Simbolistas franceses y a través de ellos, pasó  a formar parte de la estética de las obras de los pintores españoles que estaban en París en ese periodo.
    Los jóvenes integrantes dels Quatre Gats* como Picasso, comenzarán a tratar estas temáticas duras con individuos marginales de los que, en cierto modo se sentían próximos, como músicos ambulantes, titiriteros, prostitutas, locos y criminales. Como vemos, esta nueva generación de artistas, ya no presenta ese entusiasmo por la vida moderna que tanto gustaba a Anglada-Camarasa, ahora se pretende a través de un realismo más trágico y pesimista, dar cuenta del universo de los seres marginados por la sociedad.


La comida frugal (1904) Pablo Picasso
Aguafuerte sobre papel hecho a mano
Museo Thyssen-Bornemisza (Madrid)

    De Picasso se exponen algunas obras como La dona Morta (1903) y La comida frugal (1904) donde el artista representa una visión angustiada de la vida que la historia del arte ha inscrito en el periodo azul (1901-1904). La clara preocupación por los excluidos, junto a la adopción de algunos de los aspectos formales del El Greco da como resultado, una nueva representación de la anatomía humana, un nuevo modo de representar al individuo, en un momento de incertidumbres en el que se vislumbra el nuevo siglo.
    A lo largo de la historia del arte se puede apreciar, cómo la forma de representar la figura humana está íntimamente asociada a un contexto filosófico y cultural determinado. Así lo podemos apreciar en las sólidas anatomías de la escultura clásica griega y romana, y en las ingrávidas anatomías del periodo paleocristino. El Greco nos dejó también una determinada forma de representar la figura que está relacionada con su contexto y que los artistas catalanes del periodo de entre siglos, retomaron para representar un mundo en transición con personajes en ambientes indefinidos.
    En este contexto, Picasso realizó el aguafuerte La comida frugal, cuyos personajes presentan unas anatomías que carecen de solidez estructural y una apariencia de fluidez corporal de gran plasticidad, como forma de representarlos integrados en su contexto, conectándolos así a la espiritualidad de su época. La figura humana aparece así, como algo más que un fenómeno físico de la naturaleza, pues el artista hace que expresen también el conjunto de emociones que componen esos cuerpos, trascendiendo lo psíquico y lo espiritual por medio de la disolución, de la pérdida de fisicidad, obteniendo así una estética diferente que remite a lo emocional y lo psicológico que es en suma, el resultado de la historia del arte acumulada en la búsqueda y construcción de la representación del cuerpo humano.
    Esto explica las obras de Picasso de este periodo de anatomías lánguidas sin solidez ni volumetría representadas en dos dimensiones. Está claro que al artista en este momento ya no le interesaba la perspectiva renacentista, que estaba buscando otra forma de representar. La comida Frugal es fruto de esa indagación por eso está considerada como una pieza clave en el camino que le llevará a la obra protocubista Les demoiselles d´Avignon (1907).

Nota: en el siguiente post comentaremos el Clasicismo y con ello cerraremos los comentarios a esta exposición.

*Quatre Gats es un local situado en Barcelona e inspirado en Le Chat noir, incrito en una larga tradición de tertulias y reuniones de artistas que fue impulsado por Ramón Casas y Santiago Rusiñol como lugar de reuniones y exposiciones de los artistas modernista. Actualmente es un restaurante que mantiente la decoración modernista, está por el barrio Gótico de Bacelona. Calle De Montsió, número 3

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