martes, 28 de diciembre de 2010

Josep Renau y el Pop Art


A veces sucede, que los artistas son tan moralmente eficaces con su contemporaneidad, que esta los sepulta como artistas y solo pasan a ser reconocidos por su honesta contribución moral y su compromiso ideológico con la sociedad.
Este es el caso del artista valenciano Josep Renau (1907-1982). Su intensa actividad artística y política es una de las más largas y fructíferas que se conocen y su biografía presenta grandes similitudes con la de Picasso. Con este artista comparte su ideología,  ambos tuvieron un padre profesor de dibujo y desde muy niños, fueron estudiantes precoces de dibujo donde aprendieron el oficio de pintor. Picasso en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona en 1895 y Renau en la Escuela de Bellas Artes de Valencia en 1919. En sus años juveniles fundaron revistas, abordaron todo tipo de expresiones artísticas, fueron artistas internacionales que vivieron un exilio forzado y murieron fuera de su patria, Picasso en Francia en 1973 y Renau en Berlín en 1982.
Por otro lado, la biografía de ambos artistas se entrecruzó, cuando Renau era Director General de Bellas Artes en 1936 y encargó a Picasso la realización de una obra que luego sería el Guernika, para  el pabellón español de la Exposición Internacional de París. 
Es muy complicado sintetizar aquí la larga y variada producción artística y teórica de Josep Renau, pero podemos citar de forma muy somera, que sus inicios fueron con el cartel publicitario, el grabado y la acuarela de estilo art decó, que trabajó también la fotografía de influencia dadaísta en el periodo de juventud, el cartelismo de compromiso en el periodo republicano español y el cinematográfico. En 1929 comenzó a realizar fotomontajes, técnica que desarrolló a lo largo de toda su vida conformando sucesivas serie que iba titulando. En los años cuarenta trabajó para revistas españolas en el exilio y realizó pintura mural expresionista en México junto a Siqueiros. A finales de los años cincuenta se trasladó a Berlín oriental, donde siguió realizando murales y desarrollando sus fotomontajes. En este periodo publica la conocida serie The American Way of Life con el título Fata Morgana, integrada por fotomontajes que van desde1949 a 1968.
Su extensa y variada obra, al igual que la de Picasso, recorre casi todo el siglo XX y sin embargo, la obra de Renau no se estudia por periodos, ni por estilos. Lejos de investigarse en su contexto de producción, la historiografía ha fijado, encuadrado y determinado globalmente su obra por la actividad política que el artista desarrolló en la etapa de la Guerra Civil española, provocando que toda ella quede sepultada bajo la etiqueta de su compromiso ideológico, como si este resumiera al artista en toda su extensión, impidiendo el análisis correcto de las diferentes expresiones artísticas en las que trabajó.
Estamos hartos de ver cómo se relaciona la serie de fotomontajes The American Way of Life, (título de la segunda publicación de Fata Morgana por Gustavo Gili en 1977) con los realizados por el artista John Heartfield, durante los años treinta en el periodo dadaísta. Este paralelismo es una incongruencia por cuanto estas dos producciones corresponden a periodos históricos diferentes, de modo que siendo la serie The American Way of Life, un producto artístico más propio del Pop Art, aparece siempre ligado a un periodo histórico que no le corresponde. 
Otra diferencia y muy importante, es que mientras los fotomontajes de Heartfield estaban realizados con fotografías en blanco y negro con personajes conocidos, extraídas de los medios de comunicación para realizar composiciones descontextualizadas de su sentido original, a partir de yuxtaposiciones opuestas, con el fin de una mayor difusión de las ideas en su lucha contra el militarismo, el capitalismo y las religiones y sobre todo, frente al nazismo y su crimen contra el pueblo judío, los fotomontajes del artista valenciano incorporan el color para que el mensaje llegue de la forma más directa y clara a un público amplio.
Renau utiliza un lenguaje sintético extraído del lenguaje publicitario inserto en las fotografías de revistas que recortaba de forma metódica, hasta formar un extenso archivo de donde seleccionaba imágenes de la realidad familiares al espectador que luego montaba, fotografiaba y modificaba, porque según el propio Renau “la realidad no se puede manipular como lo hace el lenguaje”  lo cual hace sus fotomontajes más universales que los de Heartfield y los acerca al movimiento Pop Art, ya que el público no necesita una información previa para poder interpretar su significado por estar habituado al lenguaje publicitario y porque los personajes que aparecen en ellos son anónimos, imágenes afines muy cuidadas que une como un todo, muchas de ellas de un fuerte erotismo, montadas de forma muy condensada, inusual e inesperada "para cargar de sentido y reflejar contradicciones reales y hacer que la gente lo entienda instintivamente y reaccione. De ahí la eficacia didáctica y crítica de mis fotomontajes”. (Bellón Pérez, F. 2008, p. 504-505)
Heartfield criticó duramente a Renau por utilizar el color. Sin embargo, lo que el artista berlinés no comprendió y los diferentes teóricos de la historia del arte deberíamos considerar es que, esta serie de fotomontajes de Renau no se inscriben ya en el periodo de entreguerras, por tanto deberíamos estudiar con mayor detenimiento el etiquetaje de Renau como un artista exclusivamente de las Vanguardias históricas y prestar mayor atención a su posterior  evolución, su influencia y contribución al movimiento del Pop Art.
 En la década de los sesenta y setenta, periodo en el que Renau desarrolla en profundidad los fotomontajes de dicha serie, el nazismo ha sido combatido, Europa ha sufrido los desastres de la Segunda Guerra Mundial y aunque quedaban muchos temas de denuncia pendientes, el lenguaje artístico es otro, hay otra mentalidad, otras tecnologías y otras estructuras socioeconómicas en un nuevo contexto internacional marcado por la Guerra Fría, el macartismo y el fuerte desarrollo económico, consecuencia de las destrucciones de la Segunda Guerra Mundial. Con ello lo que evidencia Renau, es que era un artista que vivía en su época, su mentalidad no se quedó en el periodo de entreguerras, por ello y por sus muchas concomitancias con el movimiento Pop, es necesario inscribir la serie de fotomontajes de Renau de una vez y para siempre con el Pop Art y no con el fotomontaje dadaísta y sobre todo, entender al artista dentro de un ciclo evolutivo de mayor amplitud que permita conocer en profundidad el alcance de su obra.
¿Porqué se le niega a Renau su condición de artista del movimiento del Pop Art.? Probablemente porque su contenido de denuncia y su eficacia política contra las estructuras de una economía basada en el armamento y el consumismo no nos permite asociar su obra a un movimiento tan "optimista" como ese. En efecto, creemos que el compromiso ideológico, social y explícitamente político que el artista valenciano mantuvo a lo largo de toda su vida, ha marcado para siempre la interpretación de su obra impidiendo su justa valoración.
Traemos a colación este tema a raíz de la exposición, Obra sobre papel en la colección del IVAM, que estos días y hasta el 2 de enero de 2011 se expone en el Institut Valencià d´Art Modern (IVAM). Una muestra realizada con fondos artísticos de la institución para proveerse de una exposición asequible utilizando el comisariado de la casa, que responde a las restricciones consecuencia del periodo de crisis que vivimos. Se trata pues de una política expositiva que aplaudimos, pues siempre hemos pensado que los propios fondos de los museos apoyados por un comisariado inteligente, son una baza importante en el suministro expositivo de las salas museísticas y pueden lograr el interés del público, sin necesidad de recurrir a costosos y arriesgados traslados de obras que tanto se ha practicado en tiempos de bonanza económica.
Esta exposición, de la que desconocemos el nombre de su comisario, contempla en su discurso expositivo diversos apartados. En el primero de ellos, la “Vanguardia de posguerra” incluye dos fotomontajes de Renau, uno de 1943 y otro de 1956 junto a dos de Heartfield de 1931 y 1936. La incongruencia es total, y chirría más cuando vemos en el catálogo de la exposición otros dos fechados en 1956 y 1962. Además, la propia exposición incluye en su recorrido, un apartado para el Pop Art americano y español en “La Vanguardia Moderna”, en el que se incluyen obras de Jasper Johns, de Robert Rausemberg y del Equipo Crónica, lugar donde creemos debería haberse situado los fotomontajes de Renau.
No entendemos porqué no se aprovechan estas exposiciones para reivindicar lo que el propio Tomás Llorens denunciaba a propósito de la presentación del catálogo razonado de Josep Renau el 30 de octubre de 2004, donde señalaba que son los intereses de las propias galerías de arte y críticos especialmente de Nueva York, quienes tienen secuestrado  el Pop Art por considerarlo exclusivamente como norteamericano*.
Es más, porqué precisamente la institución pública que tiene en depósito el legado de la Fundación Renau no reivindica al artista aprovechando cualquier tipo de exposiciones como esta en las que la obra del artista valenciano aparece. A qué espera el IVAM para hacer alguna exposición donde se confronte el Pop Art español con el Americano, buscando similitudes y diferencias que permitan situar a nuestros artistas en el panorama internacional. ¿Acaso el hecho de que Renau creara sus fotomontajes en el exilio impide situarlo en el Pop Art español?.
Sin duda es hora de reivindicar a los artistas valencianos a través de nuestras instituciones públicas. La situación de crisis que vivimos puede ser una oportunidad para la realización de exposiciones dignas partiendo de un serio y profundo análisis de las obras que se exponen, permitiendo su adscripción como en este caso, en las corrientes artísticas que les corresponde y no para salir del paso en tiempos de crisis.
Una sugerencia, la exposición que ansiamos ver se podría titular, Josep Renau y el Pop Art.