jueves, 1 de julio de 2010

Julian Opie

Institut Valencià d´Art Modern (IVAM)  
1 JUNIO - 18 JULIO 2010


Julian Opie es un artista londinense de 52 años que vive y trabaja en Londres. Comenzó a exponer su obra en 1982 y desde entonces ha presentado exposiciones individuales por Europa, EE.UU y Asia.
     Para entender la obra de Julian Opie, es necesario retrotraernos al Pop Art de los sesenta del siglo pasado, pero al Pop norteamericano de los primeros años caracterizado por la carencia de crítica, por el optimismo y la celebración del consumo que se plasmaba en temáticas conformistas y en una iconografía de imágenes frías de lo banal y sofisticado. 
     De la década de los sesenta procede también la filosofía de la Escuela de Frankfurt, que criticó duramente la sociedad de consumo advirtiendo de los peligros de la estandarización y la seriación que conlleva la producción en serie de los productos culturales como el cine, la literatura, la radio o la plástica, por convertir la cultura contemporánea en una “cultura de masas” que normaliza y homogeneizan transformando al individuo en “individuo masa”. 
     Pues bien, frente a esta visión sombría constatada ya en nuestras sociedades por el paso del tiempo, Julian Opie, es optimista y celebra el carácter estandarizado del arte, de los medios de comunicación de “masas” y su fácil consumo, lo cual le lleva a propugnar la universalización del estilo de vida moderno. Por este motivo, serializa su obra y la vende junto a productos de merchandising a través de su página web como forma de popularizar su obra siguiendo así, los modelos uniformadores y globalizadores de la sociedad de consumo, legitimando un arte de supermercado que ya fue desarrollado por el Pop Art.
     El artista, que se plantea esta exposición como una oportunidad para ver adecuadamente su propia obra, planifica y ordena el espacio expositivo a partir de “una narración utilizando los accidentes de la arquitectura”. Creando obra nueva si es necesario para “crear una especie de historia” que va desarrollando en los espacios físicos disponibles, como fachadas, paredes de cristal, que prolonga en el propio hall del IVAM, en las tarjetas de invitación y el catálogo.
     Es decir, Opie realiza una instalación para crear una experiencia conceptual en un ambiente determinado, incorpora el lugar como un elemento más de su obra generando un espacio único de sentido a través de una creación única. Por este motivo, lejos de presentar siempre la misma obra y aunque se sirve del mismo lenguaje, sus instalaciones son siempre diferentes.
     Para esta ocasión el artista ha dispuesto una narración "dividida en capítulos", tres partes claramente diferenciadas por las salas expositivas de la Galería Uno del IVAM: Caminar, Retratos y Baile, cuyo inicio se sitúa en la propia calle para a modo de guía, introducir al visitante en su narración.
     Las técnicas utilizadas por el artista son como no podría ser de otra forma, las más modernas, el ordenador, las máquinas de impresión de inyección de tinta, o los neones, técnicas que al fin y al cabo son, las más utilizadas para la comunicación moderna y las que generan nuestra estética, la estética del siglo XXI de neón y simplificación formal que nos acompaña y en la que vivimos inmersos.
     La gran aportación de este artista es el planteamiento, la reflexión sobre el sofisticado universo simbólico compartido que han ido generado nuestras sociedades modernas, sus efectos y su capacidad para transformarse en un campo de exploración artística.


     Para ello, Opie elabora un lenguaje nuevo con el que describe rostros individualizados que son a la vez parte de una sociedad que los despersonaliza. A partir de una simplificación formal extrema, juega al binomio, anonimato/individualidad;  homogeneidad/ heterogeneidad y expone así, el campo de tensiones en que se construye la identidad individual en el contexto de las relaciones humanas de las sociedades urbanas modernas.
     Su estética es breve, concisa a la vez que abierta, fría a la vez que emocional, pues busca desesperadamente la comunicación con el observador, el mismo que vive en el  entorno urbano repleto de comunicación visual y que está acostumbrado a “leer” los actos y costumbres de los que le rodean por ser participante, de una colectividad que comparte un sofisticado lenguaje simbólico.
     Al caminar solos por la calle, realizamos un continuo coloquio entre nosotros y el ambiente que se expresa a través de las imágenes que lo componen. Las fisonomías de la gente que circula, sus gestos, sus expresiones, sus acciones, sus silencios, sus muecas, sus actitudes, sus reacciones colectivas por ejemplo, frente a semáforos, en torno a un accidente de tráfico, etc. También las señales de tráfico, indicadores y semáforos, conforman todo un conjunto de imágenes cargadas de significados que comunican con su mera presencia. Pues es imposible “no comunicar” y que esa comunicación no genere cambios, tal y como indica la Teoría general de Sistemas y la Teoría General de la Comunicación…

Nota: Debido a la complejidad que supone la obra de Julián Opie, he considerado necesario explicar esta exposición en dos Entradas consecutivas para una mayor claridad.

2 comentarios:

  1. Una entrada magnífica, mariluz. Cada vez me asombras más con tu capacidad de análisis y de síntesis.
    Gracias por poner mi novela entre tus lecturas. Eres un sol.
    Te queda muy bien la nueva plantilla.Besos.

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  2. Hola,soy pintor,o algo parecido,tienes una idea de pintura parecida a la mía,y me gustaría que visitaras mi blog, barcelonadavidart.blogspot.com, si lo haces gracias.me encanta como tratas las luces y las sombras.

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