jueves, 4 de marzo de 2010

Cartografías de la Creatividad 100% Valencianos 12 de febrero / 2 de mayo

          No es fácil encontrar exposiciones como esta en la que partiendo de una heterogeneidad de obras y técnicas, se consiga mantener una cohesión en el discurso expositivo. Esa coherencia es un acierto y supone la conclusión de un trabajo brillante y bien diseñado cuyo hilo conductor es la reflexión sobre la identidad, la identidad valenciana, la identidad como construcción individual, la identidad como pregunta que requiere del consenso de una multitud de respuestas técnicas heterogéneas. Por tanto, enhorabuena al Consorcio de Museos por esta exposición comisariada por Rafael Gil Salinas, por el discurso expositivo coherente con el que ha sabido mostrar la creatividad de las jóvenes promesas del panorama artístico valenciano en un edificio histórico privilegiado, el antiguo Real Monasterio de Nuestra Señora del Carmen, fundado en 1281 tras la conquista cristiana, espacio conocido hoy como Centre del Carme y sede del Consorci de Museos de la Comunitat Valenciana*.
          El concepto de equipamiento cultural que desde el Consorcio de Museos se ha diseñado para este Centro, parece responder a la idea de los nuevos centros de arte cuya definición pasa por el esfuerzo de integración de todo tipo de manifestaciones artísticas para ser mostradas en exposiciones con las que contribuir a difundir en este caso, el arte y los artistas valencianos como referente identitario más vanguardista del pueblo valenciano.
          La exposición evidencia la necesidad de contemplar la evolución del entorno artístico valenciano en su globalidad, integrando y generalizando propuestas y experiencias que en definitiva, ponen de manifiesto la eliminación de dogmáticas barreras conceptuales, la preferencia por el arte procesual en mayor medida que por el producto u objeto artístico, así como por el trabajo colaborativo propiciado por las nuevas tecnologías
         En esta muestra se puede observar la convergencia de dos búsquedas. Por un lado, encontramos la búsqueda de la identidad colectiva valenciana por parte de la institución con el propósito de conseguir un nuevo espacio museístico para cumplir con lo proyectado en su día por el IVAM, de transformar el Centre del Carme en un centro multidisciplinar donde mostrar la obra de los artistas más jóvenes y prometedores.
          Por otro, la búsqueda de identidad que los jóvenes artistas expresan en sus obras a partir de reflexiones sobre la pregunta, qué es ser sujeto individual en el contexto de la homogeneidad de las sociedades actuales, profundizando en el debate sobre la identidad como proceso más o menos efímero y cambiante o bien, como estructura estable y reconocible. Los artistas se muestran preocupados por identificar lo singular, evidenciando su inquietud por la identidad en un mundo homogéneo característico de la sociedad multicultural y global.
        Alunos ejemplos de ello lo encontramos en obras como la de Ana Esteve, Me mudo que plantea la construcción de la identidad como proceso al que los individuos estamos abocados a partir de la construcción y deconstrucción del "yo"simbolizado en este caso, por una estructura geométrica a base de listones de madera de pino que implica una reconstrucción cíclica del espacio individual en proceso de cambio continuado. Aunque la obra permanece, esta no es más interesante que el proceso que ha servido para construirla y destruirla, testimoniado en la impresión fotográfica digital expuesta junto a la misma. La obra es solo la plasmación material de esa búsqueda y supone un abandono parcial del culto al objeto, a la obra física y material en beneficio de los procesos creativos de génesis y constitución de la misma.
           También, es necesario destacar el universo primigenio de Nelo Vinuesa, Recurrent Dream realizado en animación HDV por su riqueza imaginativa en la construcción de un universo onírico, donde la creación artística alcanza su máxima expresión en la plasmación de un mundo tan real como virtual. Donde el despertar nos conduce a un nuevo sueño que no se diferencia ya de la vigilia y que nos hace recordar las palabras del poeta inglés William Blake cuando nos recuerda, que la esencia de lo real es la imaginación.
           Peut-Être nos habla de la caducidad y de la muerte a través de la moda. La moda se toma como metáfora de una perpetúa renovación, sugiriendo la caducidad, lo efímero y la muerte. Un maniquí con vestido de diseño evoca un mundo de renovación y muerte. La moda no es solo lo que identifica o cosifica a la mayoría sino que es también, una representación de que lo creado, tiene que morir para seguir viviendo. Es un vestido mortaja, un tiempo sin fin, un proceso donde la identidad se convierte en proceso.
          Muy interesante la instalación de Lorena Amorós The Viewing, homenaje al gran cineasta C. T. Dreyer y su film Vampyr (1932). Amorós nos presenta nuestra propia muerte para que después del sentimiento de terror que nos produce, podamos aceptarla a través de la habituación hasta llegar a la naturalidad de un hecho irremediable. Un ataúd en el suelo acompañado de música ambiental recurrente e imágenes en blanco y negro, nos ayudan a la naturalización de la experiencia. Sugerimos no dejarse llevar por la primera impresión y mantenerse en ese espacio al menos cuatro minutos para que el milagro se produzca. A partir de ese momento lo amenazante empieza a ser amigable, lo incomprensible, natural. El miedo a la muerte y a lo desconocido está también en El Bosque de Volong de Sara Sanz que se ocupa de igual modo del renacer.
          La instalación con sombrillas de Odosdesing genera un universo evocador sin pretensión de realidad. Un espacio compuesto de una repetición de estructuras tubulares para ser vivido en el mundo de lo imaginario que debe ser rodeada y paseada para ser percibida plenamente. Con sus contrastes de luces y sus formas nos evocan un mundo artificial que, sin embargo, merece ser experimentado. Un mundo en el que nunca estuvimos pero que recordamos familiarmente o al que nos gustaría retornar.
           Del diseño de la exposición debemos señalar como elemento positivo, el breve texto que se ha colocado al lado de cada obra y que permite su mejor compresión. Como negativo, la contaminación acústica que se da entre algunas obras impidiendo su recepción con claridad. También, sería aconsejable una mayor prudencia en la exposición de objetos que, a mi juicio pertenecen al mundo de la artesanía o de las necesidades de la promoción comercial más, que al mundo del arte y que parecen más propios de requerimientos institucionales de tipo turístico o festivo, que de una muestra artística capaz de despertar en el visitante curiosidad y expectación sincera.
            En resumen, desde este foro felicitamos y agradecemos al Consorcio continuar con esta iniciativa de mostrar a las jóvenes promesas valencianas, porque estamos seguros que los sucesivos proyectos expositivos alumbrarán un arte característicamente valenciano, donde no todo vale y proporcionará las señas de identidad buscadas, consiguiendo con el tiempo tener un referente artístico cultural, sin necesidad de incluir elementos evocadores de una cultura localista que, con toda legitimidad, tienen su merecido espacio en otro lugar, como el Museo Fallero y no en esta excelente exposición.

*Situado en la calle Museo, nº 2, 46003, muy cerca del IVAM







lunes, 1 de marzo de 2010

Picasso. El taller de la Californie (1955-1960)

BANCAIXA del 25 de Febrero al 14 de Marzo de 2010

         Esta exposición del Centro Cultural Bancaja, está comisariada por Juan Carrete Parrondo y recoge el periodo en el que Picasso y su última compañera Jacqueline Roque, vivieron en La Californie, una villa situada en Cannes a orillas del Mediterráneo.
          Las obras que se exhiben se contextualizan por medio de fotografías en blanco y negro proyectadas sobre muros exentos habilitados para ello en las salas expositivas y fueron realizadas al pintor y su familia, en el gran salón de la planta baja que el artista transformó en taller. Son imágenes valiosas de la vida cotidiana del pintor que nos permite saber cómo era el taller de un artista del siglo XX, entendido este como metáfora de su pensamiento.
          Todo en estas imágenes nos habla del pintor y su mundo creativo. La propia casa de cierta magnificencia, rodeada de exuberante vegetación, desde la que se podía divisar el mar a través de grandes ventanales abiertos al jardín, nos habla de un Picasso que preservaba su intimidad a la vez que disfrutaba de la vida familiar. El artista aparece rodeado por una acumulación de objetos referentes de su creatividad que amontonados junto a sus lienzos generan un mundo de resonancias primitivas en contraste con la decoración art noveau de la casa.
          En el itinerario expositivo el visitante podrá apreciar, parte de la producción artística que el artista realizó durante esos cinco años a partir de diversas técnicas como el grabado calcográfico y las aguatintas de la tauromaquia. Del linóleo se puede ver una prueba de estado, Búcaro con flores, que recomendamos vivamente por sus connotaciones surrealistas, las pruebas de estampación litográficas de circo, El caballista y los payasos, los dibujos de Jacqueline vestida a la turca inspirados en las odaliscas de Delacroix, así como la serie de dibujos de su taller realizados en Le carnet de La Californie, un cuaderno de apuntes caótico en el que a partir de una observación detenida, se puede valorar el proceso creativo del artista.
          Inspirado en la poética de Matisse, pintor al que le unía cierta rivalidad y que había muerto recientemente, (1954) el artista realizó una serie de apuntes de su taller, primero a modo de boceto con fuertes trazos negros, (catalogado como 1.11.55. XII) una segunda versión utilizando el lenguaje expresivo del color y los trazos del dibujo, (catalogado como 2.11.55. I) y una tercera versión. (catalogada como 8.11.55.V) Tres dibujos cronológicamente consecutivos con el tema del taller del artista, todos ellos relevantes por sí mismos, realizados desde el mismo punto de vista, con visión frontal de los tres grandes ventanales inundados de vegetación sugiriendo un espacio catedralicio y magnificente.

1.11.55. XII

         El primero de ellos, el boceto, se distingue por su monocromía, pero también por su configuración de espacio romántico, donde las masas están equilibradas, los planos, a excepción del pintor y el lienzo, están al mismo nivel. El artista se presenta frente al lienzo, de espaldas al espectador en actitud reflexiva, evidenciando la introspección creadora que le va a llevar a plasmar en el mundo consciente aquello que permanece soterrado e incipiente, pero que muestra ya su gran presencia en el boceto y que podemos resumir como una evocación expresiva y romántica, donde Picasso ha logrado plasmar la lucha del artista entre su subjetividad y la materia externa.

2.11.55. I

          En el segundo apunte caracterizado por un estilo compositivo ordenado y de mayor descripción, lo inconsciente ya se ha vuelto consciente, aunque la fértil y verde naturaleza sigue predominando, ahora ya se sitúa en un plano diferenciado en el que intenta separar el exterior del interior sobre una composición dividida en zona superior, con predominio de la línea curva y libertad creativa que representaría la naturaleza y lo instintivo, y zona inferior con predominio de la línea recta y trazos gruesos que simbolizaría lo material y el trabajo. Es el espacio donde se sitúan los instrumentos del pintor y su musa como objeto de trabajo inacabado. No obstante, la realidad de Picasso lo abarca todo, tanto lo objetivo como lo subjetivo sin que aparezcan claramente diferenciados.

8.11.55.V

          Por último, en el tercer apunte de su taller predominan ya las características típicas picasianas, una mezcla de abstracción con evocaciones primitivas y cubistas que trasciende a ambos estilos creando algo diferente. La naturaleza domeñada, lo institivo enmarcado como un elemento más, una composición cromática perfectamente equilibrada cuyos trazos curvos de gran fuerza y dinamismo contrasta con las formas cúbicas para llegar a la máxima simplicidad. Tres ventanas, tres muebles y un cuadro inacabado. 
         La exposición permite pues, conocer el taller del artista de forma fidedigna a través de fotografías y de los apuntes del pintor, mostrándonos el proceso de la creación artística y reflejando el universo picasiano además de su época, su forma de trabajar y sus inquietudes.
         El taller del artista ha sido a lo largo de los siglos un tema recurrente entre los pintores, un ejemplo famoso es la obra El taller del pintor (1855) de Gustave Courbet que ha sido interpretado como alegoría del entorno político, artístico y cultural de la época del artista.
         Para completar la visión de este tema, los valencianos contamos con el privilegio de tener un taller real de pintor con una ambientación muy próxima a la de su época en la Casa Museo Benlliure* que recomendamos visitar después de ver la exposición de Bancaja, para observar detenidamente otra casa y otro taller de artista, el del pintor José Benlliure (1855-1936) y su hijo Peppino, donde descubriremos otro universo artístico y familiar que a finales del siglo XIX dio a luz también, otro tipo de pintura que sin duda nos aportará información acerca de un tema tan interesante y rico como el del taller del artista.

*La Casa Museo Benlliure está en la calle Blanquerías número 23, 46003 Valencia.
  Teléfono 963 91 16 62.
*Fotos del cartel - folleto de mano.