miércoles, 20 de enero de 2010

Pinacoteca psiquiátrica en España 1917-1990


Anónimo

La muestra “Pinacoteca psiquiátrica en España 1917-1990” que el Centre Cultural La Nau expone hasta el 24 de enero en Valencia, reúne un conjunto de obra pictórica procedente de colecciones de los diferentes hospitales psiquiátricos de España.

     La intención de la comisaria Ana Hernández con esta muestra es, seguir la estela de museos y colecciones de todo el mundo iniciada por Hans Prinzhorn en 1922 en el museo del hospital de Heidelberg, cuya exposición contó con más de 5000 obras de enfermos mentales. Al parecer, esta muestra despertó el interés de los artistas de las vanguardias emparentados con el surrealismo, el expresionismo y la abstracción como Paul Klee, Alfred Kubin, André Breton o Max Ernst entre otros.

     El origen de estas colecciones está en las terapias de rehabilitación por medio de actividades artísticas como remedio terapéutico para estos enfermos. De los efectos benéficos del arte, tenemos conocimiento desde Aristóteles, más tarde en época medieval, los musulmanes que disponían desde antiguo de hospitales reservados para los "locos", les aplicaban una especie de cura de almas con audiciones musicales y lectura de poesía para ayudarles.

     Las obras expuestas muestran rasgos primitivos y expresionistas, unas por medio de la abstracción geométrica, otras con expresivas pinceladas que con horror vacui describen mundos ajenos, llenos de terror o de tristeza, imágenes que debieron interesar también a los artistas citados y a otros muchos que integran un grupo mayor, el del Romanticismo.

     La idea que subyace en esta exposición es la relación de estas manifestaciones pictóricas, con las obras de arte realizadas por los artistas de las Vanguardias. Es decir, la relación entre genio creador y locura. Un tema que viene dado por la formación de la propia comisaria (licenciada en BB.AA) y que a nosotros nos sirve en este foro, para plantear un debate que atraviesa todo el arte contemporáneo desde el Romanticismo.

     En efecto, desde el siglo XIX se tiene la creencia de que para ser un genio creador se debe estar tocado por la locura, solo así se puede ser excepcional en el arte. Con ello se intenta justificar la autoexpresión del artista en la pintura, algo que venía muy bien al Expresionismo Abstracto en el mercado del arte americano. En el XX se tenía al pintor Vincent van Gogh, como el paradigma de genio creador que debe estar loco para estar en contacto directo con Dios y del cual recibe la verdad. Por tanto, las obras de arte de artistas vinculados con la locura liberadora y creativa pasan a ser consideradas como la obra irrepetible de genios creadores, justificándose asi sus elevados precios.

    Estas creencias cuyo origen se remonta a la época medieval, se fue fomentado en el Renacimiento y quedaron fijadas en el pensamiento romántico sin tener en cuenta que, la enfermedad mental fundamentalmente incapacita a la persona para cualquier actividad y más todavía para la creación artística.

    La explicación del interés que los artistas de las Vanguardias tenían por las expresiones artísticas de los enajenados, reside en la búsqueda de expresiones puras sin la contaminación de las enseñanzas académicas, por la necesidad de romper con el clasicismo tradicional. Tendencias que se expresaron de diferentes modos. Así, artistas como Picasso, Matisse y Brancusi, buscaron inspiración en todo aquello que estuviera situado en los márgenes de la tradición cultural europea. Indagaron e investigaron objetos de arte primitivo llegados de Oceanía y África renovando con ello la escultura y la pintura a partir de las piezas que los marchantes tenían a la venta y de las colecciones etnológicas que los museos conservaban.

    La consecuencia fue, que a partir de la primera década del siglo XX el arte primitivo quedó reflejado en las obras artísticas de las principales ciudades europeas. Los artistas valoraban de él su distanciamiento de las formas de la naturaleza, su expresividad y un simbolismo con el que captar la esencia de las cosas a través de la simplificación formal.

    Las influencias románticas nos hacen buscar en la pintura del enajenado el expresionismo de un Munch. Los trazos agresivos de colores antinaturales, puros e inacabados que el espectador debe completar y que supuso la estructura autónoma y autosuficiente del cuadro por la falta de referencias claras con la realidad, donde la autonomía del color y la forma es la base de la libertad artística y del rechazo a la tradición.

     De este modo, los visitantes a esta exposición, no introducidos en la problemática de la enfermedad mental,  probáblemente habrán salido de ella convencidos de que locura y genio creador van unidos. Que no hay arte sin locura, que esta es necesaria para ser un genio como así lo demuestran los casos de Van Gogh o de Jackson Pollock. Nada más lejos de la realidad. Casi todo lo que en Pinacoteca psiquiátrica se expone, son los temores y miedos de personas que sufrieron alguna patología mental e incluso de personas que no sufrían ninguna patología, ya que es bien sabido, que muchos de estos centros psiquiátricos acogían a personas desamparadas que no tenían ninguna enfermedad mental más allá del desarraigo o el abandono social. En contra de lo que se afirma en el folleto, estas pinturas son el reflejo de procesos psicopatológicos que cualquier profesional de la psicología puede identificar sin mayor esfuerzo.

No obstante, tenemos que aplaudir y animar para que se realicen más exposiciones como estas, aunque solo sea para acercarnos a este desconocido colectivo, tan necesitado de nuestro apoyo y de la comprensión de aquellos que nos creemos dentro de la normalidad.











1 comentario:

  1. Mariluz gracias por la experiencia, la visita al IVAM contigo fué para nosotros profundamente enriquecedora. Nos dió la sensación de que el arte moderno podía vivirse. Fué una experiencia inolvidable que repetiremos, Gracias¡

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